El aporte de las mujeres afrodescendientes en el campo económico se
ha invisibilizado y
subvalorado,por eso es necesario socializarlo como una forma de estimular la
autoestima y el deseo de capacitación para la mujer de hoy.
En el sector rural podemos resaltar el
trabajo en la minería. Inicialmente se trabajaban las minas de los amos, pero luego como espacio libre son
trabajadas por grupos familiares. Las mujeres afrodescendientes siguen teniendo
un puesto especial en el estilo rudimentario tradicional de extraer el oro
llamado mazamorreo. Este duro trabajo le ha permitido
sobrevivir a muchas mujeres y aportar para sacar adelante la familia. Cuando
las cosas salen bien es posible conseguir alguna alhaja, para satisfacer la
vanidad femenina y como un sistema propio de ahorro, pues en caso de
necesidades se puede empeñar. La agricultura, en la costa pacífica colombiana tiene espacios propios
para la mujer, para su economía, es el caso del cultivo de la caña y la
destilación y comercialización del viche. En el cultivo del arroz, la mujer
debe aportar en la desyerbada y cosecha, pero cuando hace estos trabajos a
otras personas siempre su salario es inferior comparado con el del hombre.
En el sector urbano la tradición más
antigua está relacionada con las ventas de frutas y dulces, como es el caso de
las palenqueras: "San
Basilio de Palenque cuenta en la actualidad con 7.000 habitantes
aproximadamente; los hombres se dedican en su mayoría a la agricultura y la
ganadería a menor escala; las mujeres a la venta ambulante de los productos
cosechados por los hombres y los dulces y bollos que ellas fabrican
artesanalmente" Estas mujeres
en la temporada alta o de vacaciones en Cartagena y Santa Marta, se han
convertido en símbolo de expresión estética y adorno, atrayendo a los turistas
al caminar con mucho garbo con sus frutas en la cabeza. Actualmente se ha
incrementado al lado de las ventas el servicio de los peinados afro, con las
trencitas que tanto atraen a los visitantes. Otro campo muy
fuerte es el de servicios domésticos, que ha sido tradicionalmente la entrada
al mundo urbano, y a la movilidad social, pero se sigue desarrollando en la
mayoría de los casos en condiciones degradantes. Casi siempre faltan
condiciones de seguridad social, pueden ser despedidas sin previo aviso, y la
sombra del acoso sexual siempre aparece. La mayoría de las mujeres son madres
que deben dejar sus hijos con las abuelas o en el campo, mientras ellas se
rebuscan la vida. Pero alrededor del trabajo doméstico en las grandes ciudades
de Colombia, como Bogotá, Medellín y Cali, se ha elaborado toda una cultura de
solidaridad y compartir. Generalmente se tiene un lugar determinado (el parque
Berrío en Medellín, el terminal de Cali, el parque Caldas en Popayán...) como
lugar de encuentro y compartir los días festivos y de descanso.
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